sábado, 7 de junio de 2014

PN Laguna Blanca, Neuquén.


 Tras largas horas de viaje, atravesar la famosa ruta del desierto y recorrer más de 1500 km por fin llegamos a nuestro primer destino: Caviahue. Ubicada al noroeste de la provincia de Neuquén, en invierno es un importante centro de esquí pero en verano es una hermosa villa perfectamente diseñada alrededor de su lago en forma de herradura.
La naturaleza de Caviahue regala a cada paso sorprendentes imágenes, imponentes cascadas y saltos junto a prehistóricos pehuenes, o un paisaje casi lunar en el caso de su vecino Copahue, que acompañado por un microclima único hace de su complejo termal un lugar muy visitado. En lo personal, el olor a azufre que desprenden las fumarolas es nauseabundo, pero vale la pena respirarlo si es que estas parado al borde de la laguna del cráter del Volcán Copahue, sin lugar a dudas fue uno de los momentos más sorprendentes de toda mi vida, estar ahí sobre un volcán activo parecía mágicamente irreal.

Pasamos unos días maravillosos pero debíamos continuar camino hacia el sur, tras un regio almuerzo en Villa Pehuenia por fin llego el primer parque nacional: Laguna Blanca.
El PN Laguna Blanca está ubicado en el departamento de Zapala, y en sus 11250has se destaca por albergar a una de las poblaciones más grandes de cisnes cuello negro como así también a una gran variedad de aves acuáticas.
El rasgo particular de la región es el cuerpo de agua que da el nombre al parque, situado entre cerros cónicos, de pendientes suaves y rodeados por paredes abruptas.
 
 

La Laguna Blanca se encuentra a 1.270 metros sobre el nivel del mar, tiene una superficie aproximada de 1.700 hectáreas y 10 metros de profundidad máxima. Es alimentada por dos arroyos temporarios de escaso caudal: el del Llano Blanco y el Pichi-Ñireco. Además de cisnes cuello negro, gallaretas y varias especies de patos, más de cien especies visitan la laguna en diferentes épocas del año. Entre ellas podemos mencionar chorlos, flamencos, playeros y macáes plateados.


El parque cuenta con un centro de visitantes, dos miradores: Laguna Blanca y Laguna Verde, y dos senderos de interpretación: Paseo de la laguna y Abrigo de la Laguna. Todos son de baja dificultad y pueden hacerse en poco tiempo. El circuito turístico que rodea la laguna posee en una de sus paradas la interpretación de una pequeña cueva (Salamanca) habitada en tiempos prehistóricos. En una de sus paredes se puede observar una muestra del arte rupestre, característico de la región norte de la Patagonia.

 
 
Si sos amante del avistaje de aves, definitivamente este es tu parque nacional por excelencia, y tenes material para entretenerte por largo tiempo. Ahora bien, si tal como yo sos de los que nunca sintieron curiosidad por estos animales te diría que Laguna Blanca no es un destino exuberante o llamativo, pero como todo en la naturaleza conserva un aire místico e inexplicable que vale la pena ser descubierto.
 

 

 






 


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