domingo, 25 de octubre de 2015

Parque Nacional Copo, Santiago del Estero.



Es irónico como es que hay ideas que están arraigadas en nosotros y sin embargo no podemos recordar cuando surgieron. Mi vida está repleta de momentos olvidados, de esos que cuando los estás viviendo pensas: “esto es un antes y un después”  y con el tiempo y la suma de miles de recuerdos se van barajando las cartas nuevamente y ese recuerdo especial  que fue tan intensamente nítido queda permanentemente fuera de foco. No te olvidas de todo, la idea principal queda, solo que ya no recordas los detalles que hicieron que ese designio apareciera.

Es así como hoy no recuerdo el día en que pensé “ yo quiero conocer todos los parques nacionales de argentina”, sé que era una nena a la que el mundo le parecía un lugar inmenso y que esa percepción aumentaba cada día en que en la escuela, tele, revista o en el relato de algún viajante conocía algún dato de cualquier lugar… pero porque los parques nacionales, porque argentina… quien sabe.

Dicen que la curiosidad mato al gato… y acá estoy yo, con el fin de saciar mi curiosidad y cumplir mi designio en uno de los lugares más inhóspitos, solitarios y hasta te podría decir “sosos” turísticamente hablando que vi en Argentina. Sé que no te estoy tentando para que sigas leyendo y menos para que vayas a conocerlo, pero honestamente este lugar no está hecho para el turismo bajo ningún concepto.

El Parque Nacional Copo, ubicado en el noroeste de la provincia de Santiago del Estero, en Pampa de Los Guanacos, fue creado primordialmente con el fin de proteger de la tala indiscriminada al quebracho colorado santiagueño y con ella al yaguarete, tatú carreta, chancho quimilero y oso hormiguero grande, especies todas en peligro de extinción, que habitan estos bosques.

Por su clima subtropical cálido con estación seca y gran amplitud térmica no es recomendable visitar en verano, puesto que las temperaturas máximas en esta época pueden llegar a superar los 50°. A estas altas temperaturas y las lluvias estacionarias, se le suma que esta área carece totalmente de cursos de agua, por lo que es un ambiente extremamente seco.


Además de la sequedad, debemos agregar que el lugar no cuenta con servicios ni infraestructura para el visitante, teniendo apenas un pequeño sendero para recorrer en un caminata de un poco más de 40 min ida y vuelta y un lugar libre disponible para aquellos osados que quieran acampar. Es un territorio muy poco explorado, y según nos contaba el guardaparques escasamente reciben visitantes; por lo que si sobra en este lugar es soledad y silencio.

Copo podría describirse como una interminable extensión de pastizales bajos, entrecortada por montes y bosques silvestres, incluyendo también algunas especies de cactáceas y otros arbustos ralos. En lo acotado de su recorrido es difícil poder observar algún animal, y la quietud del lugar irónicamente puede resultar apabullante. Que tiene de atractivo entonces, te estarás preguntando?


Para mí lo es su historia. Anteriormente los quebrachales ocupaban cerca de diez millones de hectáreas, el 83,5% de las tierras santiagueñas. Hoy, sin exagerar, más de la mitad de ese patrimonio forestal ha sido destruido, y el estado de la mitad restante se encuentra en distintas condiciones de uso y aprovechamiento.



Sin embargo, el quebracho colorado santiagueño aún sigue siendo el árbol emblemático de la ecorregión chaqueña, que predomina en los montes de Copo. Sus magníficos ejemplares, de gran porte y tronco recto, poseen una madera muy dura y pesada, que tradicionalmente fue utilizada para hacer los durmientes del ferrocarril y extraer el tanino con el que se curten cueros, además de servir para fabricar postes y carbón.
Las distintas etapas de desarrollo poblacional y económico del país, hicieron que los territorios vírgenes del bosque santiagueño fuesen talados y quemados, con el fin de asentar nuevas poblaciones y adaptar las tierras para la agricultura y la ganadería. Así la desmesurada extracción combinada con la acción del ganado, provocaron el casi irreversible empobrecimiento de los bosques silvestres, que no pueden regenerarse de forma natural.


Las paradojas del desarrollo: mientras que el ferrocarril y la ganadería surgían como una fuente de progreso, por otro lado la riqueza natural se vio disminuida perdiendo miles de hectáreas de bosques y con ellas los beneficios que la naturaleza aporta necesariamente para hacer posible nuestra vida.

Hoy, el Parque Nacional Copo es el único lugar de Santiago del Estero que no ha sufrido tala rasa de árboles. Y es por ello que sus quebrachales constituyen una de las pocas oportunidades actuales para conocer y apreciar el bosque chaqueño semejante a los que existían antes de que los hombres deseáramos más el progreso que a la vida.