Por algo fueron elegidas como una
de las siete maravillas naturales del mundo, y es que las fotos que pude
capturar en ese entonces con mi humilde cámara pocket, no le hacen justicia a
tanta majestuosidad.
Iguazú significa “Agua Grande”
(Gracias Vale por recordarme el dato) y realmente este lugar es algo inmenso
por donde se lo mire. La sensación de estar parada en el balcón frente a “La
Garganta del Diablo” es uno de esos momentos que no olvidare jamás. La humedad
del agua rozando la piel, el estruendo de tanto caudal golpeando contra la
superficie, el aroma indómito que despide la selva y el observar tanta grandeza
entre la bruma hacen que uno se sienta diminuto y solo pueda enfocarse en estar
ahí presente, sin ningún otro pensamiento, solo el “aquí y ahora” y nada más.
Fue en Marzo de 2009 cuando
emprendimos esta aventura, tras unas quince horas en micro llegamos a Puerto
Iguazú, recorrimos algunos sitios turísticos como las Minas de Wanda y La
triple frontera y finalmente cruzamos hacia Brasil para hospedarnos. Lo que más
recuerdo del hotel es la pileta, con barra para tragos incluida en la piscina y
un circuito de toboganes y caminos de conexión entre pileta y pileta que
simulaba una especie de río. Fue una tarde libre disfrutando de la piscina,
cuando una pareja de marplatenses nos invitaron a tomar unos deliciosos mates y
a partir de ahí, sumamos a nuestras vidas a nuestros amigos Naty y Jóse quienes
a pesar de la distancia siguen eligiéndonos, quien sabe porque!
Las cataratas del Iguazú son un
patrimonio compartido entre Argentina y Brasil, están conformadas por 275
saltos de hasta 80 metros de altura teniendo Argentina casi el 80% de los
mismos. En lenguaje coloquial popularmente se dice que Brasil tiene el palco
pero Argentina el escenario, y es que desde el lado brasilero se puede admirar
completamente toda la majestuosidad de las cataratas, es un deleite para los
ojos; pero del lado argentino podes experimentar “ahí nomás” la sensación de
tan imponente caudal. Las altas temperaturas y la
humedad del ambiente, convierten a esta zona en una especie de inmenso
invernadero que reúne las condiciones esenciales para albergar a más de 400
especies de aves, casi 2.000 especies vegetales, (entre ellas vi muchas
orquídeas, helechos y palo rosa) e infinidad de insectos donde se
destacan las enormes y coloridas mariposas, que son casi compañeras
incuestionables durante todo el trayecto.
Entre la fauna se encuentran
varias especies en peligro de extinción, como el yaguareté, monos, yacarés,
serpientes y tapires; aunque es probable
que si vas a las cataratas los animales que más recuerdes son los coatíes quienes
desarrollaron un excéntrico y simpático talento para abrir todo tipo de cierres,
bolsillos y todo lo que esté disponible para conseguir comida de los turistas.
( fiel amante de la naturaleza, como soy, debo pedirte que si alguna vez te
topas con este o cualquier animal, no lo alimentes con porquerías, no solo le
hace mal al animal, sino que estas ayudando a que pierda su capacidad de
conseguir su alimento por su cuenta, su instinto de supervivencia).
La perlita que cierra el recorrido es el paseo en
gomón; nosotros tomamos una excursión llamada Gran Aventura que consistía en
una recorrida por vehículos 4x4 por una parte de selva hasta llegar al puerto
de Macuco donde embarcamos y llegamos a navegar a escasos metros del salto San
Martin; Max y yo alentábamos al conductor se acercara más y más, mientras que
unos turistas italianos algo mayores que estaban al lado nuestro nos miraban
horrorizados por semejante entusiasmo mientras que el agua nos empapaba por
doquier.
Además de recorrer el parque
también nos dimos el gusto de tomar un tour por la represa hidroeléctrica de Itaipú
y la casa de Recría de Aves Güira Oga, lugar encantador donde te sentís un ave
más caminando por jaulas gigantes mientras cientos de pájaros multicolores
vuelan a tu alrededor. Si tenes suerte, como nosotros, te podes topar con el
“Tucán Asesino” (así lo bautizamos) que al mejor estilo tiburón te espera
quietito a que pases y cuando tus pies están cerquita saltando como canguro intrépido
busca picotearte… y no es chiste, tuvimos 3 intentos para pasar a su lado
porque la valentía nos jugaba mala pasada cada vez que se nos venía encima,
terminado el recorrido la valentía directamente desapareció, sobre todo de los
ojos de Max cuando posamos con una serpiente en nuestro cuello.
Cataratas es una linda aventura que puede hacerse en pocos días, eso sí… Si ya estás en Misiones y la historia es algo que te atrapa, como a mí, sería una picardía que no pases por las Ruinas Jesuíticas de San Ignacio declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 1984. Se trata de una misión que data del año 1695 y que en su época e apogeo llego a tener 3300 habitantes.
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