Campo de los Alisos es uno de
esos lugares perdidos entre gigantes de piedra y corrientes de agua que de
alguna forma intangible te trasmiten a través de la brisa una paz de otros
tiempos, donde la simpleza de las formas y la pureza de los sonidos de la
naturaleza barren con toda la basura mental que llevamos a cuestas.
Ubicado al oeste de la localidad
de Alpachiri en la provincia de Tucumán, este parque nacional yace sobre la
ladera oriental de los Cerros Nevados del Aconquija y los ríos Las Pavas y Jaya
gestando así una cuna excepcional para una vegetación abundante típica de
yungas. La ciudad más importante cercana al área es Concepción, a unos 30
kilómetros, donde hay servicios de todo tipo para el visitante.
En esta atmosfera húmeda, salvaje
y aparentemente anárquica hay escondida una frescura sin igual, esa que solo te
genera un instante de alegría, y que es enmarcada por cada paso que das en sus
senderos donde los suelos se disfrazan de flores móviles gracias a las mariposas
multicolores que flotan por doquier.
Si bien la flora selvática es
prodiga en diversas especies de árboles, la joya de ese sitio es el Aliso del
Cerro que mayoritariamente crece entre los 1500 y 2000msnm donde forma
asociaciones casi puras. Esta especie es considerada muy útil para fijar los
suelos degradados debido a su rápido crecimiento y su capacidad para fijar el
nitrógeno atmosférico.
La fauna del lugar está
representada por el guanaco y el puma. También coexisten tarucas, ocelotes,
gatos monteses y ositos lavadores. Entre las aves se destacan la monterita serrana,
la quiula puneña y algunos ejemplares de cóndores. Durante los meses de
noviembre a marzo pueden encontrarse al loro alisero, una especie endémica de
la yunga del noroeste argentino y sur de Bolivia que nidifica solo en el bosque
montano en el verano y durante el invierno forma bandadas que se dirigen a las
zonas más bajas para alimentarse con los frutos de horco cebil y otras plantas.
Dentro del parque se encuentran algunas áreas de acampe con fogones y mesas. El Parque no cuenta con demasiada infraestructura para el visitante. Ésta sólo se limita a cartelería y a senderos peatonales o para circular a caballo. Exceptuando el camino de ingreso que penetra unos 7 kilómetros dentro del Parque no hay caminos vehiculares. La práctica del treckking, las cabalgatas, la observación de aves y la caza fotográfica son las alternativas básicas que ofrece esta área protegida. Lógicamente siempre las posibilidades de disfrute son mayores cuando concurre una persona con afición por las plantas y algunos conocimientos de la flora del lugar, dado que desde ese punto de vista la oferta de “Los Alisos” es inmejorable.
Hay tres circuitos organizados, pero es
condición previa a cualquier recorrido dar aviso al guarda parques para ser
registrados. Los recorridos son:
- La Mesada es un lugar sumamente
pintoresco ubicado a 1.680 m.s.n.m. donde se recorre el bosque montano, previo
a lo cual se atravesó también la zona denominada selva montana donde la
diversidad biológica es sorprendente. Se demora entre 5 y 6 horas en efectuar
este ascenso desde la entrada al Parque. Para hacer este paseo con la
tranquilidad que se merece y programarlo con anticipación y combinación con el
baqueano, se aconseja disponer de al menos tres días.
- La Cascada. En este caso se
trata de llegar al lugar de este nombre ubicado a 2.700 m.s.n.m. donde amén de
transitar previamente, como en el primer caso, por los ambientes denominados
selva montana y pradera montana, comienza a bosquejarse lo que sería el
pastizal altoandino, donde desde el punto vista paisajístico puede considerarse
uno de los panoramas más hermosos del área. Desde la entrada al Parque este
circuito requiere de dos días de recorrido y desde La Mesada se puede acceder
con unas 7 horas de caminata.
- Las ruinas arqueológicas de
Ciudacita o Pueblo Viejo se tratan de una construcción incaica – que cuenta con
varias centurias de antigüedad - que según algunos expertos, podría ser un
sitio de observaciones astronómicas considerado muy valioso por los
arqueólogos, con dos sectores bien diferenciados que están unidos por un camino
de piedra. Situado a 4.400 m.s.n.m, está rodeado de un paisaje de extrema
belleza donde ya se aprecian los rigores del clima de altura, pudiendo caer
nevadas en gran parte del año. Este circuito requiere necesariamente de un
estado físico bueno y de cierto entrenamiento en el ascenso de montañas, no por
las dificultades del terreno sino por el cansancio que, sumado a la falta de
oxígeno por la altura, pueden malograr la experiencia si no se reúnen los
requisitos mencionados. La duración de esta escalada requiere de 4 días de
marcha sólo para la ida y tres para el descenso. Como todos los ascensos
mencionados, La Ciudacita, requiere de la compañía de guía.
Existe otro lugar donde hay
restos de la civilización Tawantisuyu (Imperio Inca) a 5.000 m.s.n.m. y se
trata de un santuario considerado único por sus características, pero no se
ofrece en forma habitual como posible circuito recreativo.
Recorriendo el camino principal
del Parque se pueden apreciar algunas construcciones que fueron antiguos
puestos de la ex estancia que ocupaba el lugar, confeccionadas con piedras y
madera del lugar, con una antigüedad cercana a los 100 años.
Campo de los Alisos podría
asemejarse a un gran amigo, al principio solo hay "intenciones" de relacionarse; pero solo con
algo de tiempo para conocerse se logra forjar ese vínculo de verdadera camaradería.
Si queres realmente conocer este maravilloso lugar hay que dedicarle algo de
tiempo a recorrer sus senderos, puesto que como todo en la vida, es solo
aquello con lo que nos relacionamos en “intimidad” lo que nos deja una huella
permanente. A primera vista todo parece ser solo una exuberante vegetación verde
intensa, pero con algo de despojo algo ocurre por esos caminos que te conecta
con esa parte pacifica e inmensa que hay dentro de todos nosotros.
Ese no fue mi
caso en mi recorrido por este PN, estuvimos allí solo algunas horas y después
seguimos rumbo por nuestro extenso recorrido por el noroeste Argentino
hasta llegar a Uyuni en Bolivia, pero eso si... en todo el recorrido solo hubo
una premisa que nos mantuvo cautivos esos maravillosos días, que no
necesitamos de mucho para sentir alegría solo dejarnos llevar por lo que suceda
a cada instante sin esperar nada en particular.