Quien no ha alguna
vez levantado la vista hacia el cielo, en alguna noche estrellada, como
buscando alguna salida a su propio laberinto de interrogantes. Contemplar una
luna gigante y lejana o miles de estrellas brillantes no sé porque pero siempre
me calma; hay una misteriosa belleza en esos puntos estáticos que se abren paso
en medio de la oscuridad que de alguna forma me reconforta.
Tuve la suerte de
haber visto muchos cielos estrellados viajando por Argentina; el alejarse de la
contaminación lumínica de la ciudad siempre te da recompensas en este aspecto;
pero sin lugar a dudas uno de los cielos más hermosos y deslumbrantes que vi se
encuentra sobre el Parque Nacional El Leoncito en la provincia de San Juan.
Ubicado en el
departamento Calingasta en el extremo suroeste de la provincia, a 34 km de la
localidad de Barreal; este increíble lugar, muestra representativa de ambientes
tales como el Monte, la Puna y los Altos Andes y con sus casi trescientas
noches despejadas por año, brinda condiciones ideales para la observación. Por
tal motivo aquí se emplazan dos centros astronómicos de gran importancia a
nivel mundial: El Leoncito (CASLEO) y el Observatorio Astronómico Doctor Carlos
U. Cesco. Ambos complejos se encuentran abiertos al público mediante visitas guiadas
diurnas para conocer las instalaciones y equipamientos y además ofrecen la
alternativa de alojamiento para la observación nocturna. Es recomendable
contactarse previamente puesto que esta última opción solo se hace mediante
reserva y es de cupos reducidos.
Toda la experiencia
es un deleite para los sentidos. Al llegar por la tarde fuimos recibidos por el
guía quien nos dio un recorrido, de unos 40 minutos aproximadamente, por las
instalaciones conociendo la historia del observatorio, como se trabaja y que
tipo de investigaciones se llevan a cabo además de observar uno de los
telescopios más grandes con los que cuentan, el Jorge Sahade. Luego disfrutamos
de un tiempo libre corto en el que hicimos una pequeña caminata por las
inmediaciones del centro mientras que la puesta de sol cómplice nos seguía los
pasos y un zorro nos observaba atentamente. A primera hora de la noche, cuando la temperatura comienza a bajar,
tomamos una reconfortante cena que incluye sopa caliente y comida que tiene de
fondo ese sabor inconfundible a casero. Pasada la cena llego la “frutilla del
postre” de la experiencia, agarramos nuestros abrigos y nos aventuramos hacia
la intemperie donde a través de un telescopio de 35cm de diámetro y con la
ayuda del guía observamos diversos objetos celestes tales como planetas, la
luna, estrellas dobles, galaxias y cúmulos estelares entre otros. Si bien poder
apreciar el color de las estrellas con sus diversos tonos e intensidades de
rojizos, anaranjados o amarillos, descubrir la brillante presencia de Júpiter,
observar con nitidez la Cruz del Sur o reconocer la constelación de Orión
alzando su arco al vacío me pareció asombroso hubo dos cosas que me impactaron
de sobremanera. La primera fue admirar sin necesidad de telescopio ni ningún
otro artefacto, solo con mi vista, el brazo de la galaxia, que como un fantasma
etéreo de un blanco nuboso envolvía una franja nítida y visible repleta de
estrellas que brillaban con diversa intensidad, fue una imagen espectacular y
lo más extraordinario era la sensación de saber que entre ese cielo majestuoso
e inimaginablemente lejano y yo no había nada en el medio, lo tenía ahí en vivo
para mí y se dejaba admirar sin tapujos. La segunda fue la percepción del
movimiento de la tierra bajo mis pies, puesto que a medida que transcurría el
tiempo por la rotación de la tierra los astros iban desplazándose lentamente,
confundiendo por momentos mi orientación.
El parque además
cuenta con algunos senderos para realizar caminatas y conocer otros aspectos
del lugar y deleitarse con el espectacular panorama de fondo, los picos nevados
de la cordillera de los Andes, con el imponente Cerro Mercedario, de 6.770
msnm; el segundo pico más alto de Argentina:
-Cascada "El
Rincón", salto de las aguas del arroyo El Leoncito, puede hacerse a pie o
por un camino vehicular.
-Sendero
"Paisajes de Agua", caminata de 2000 mts, de baja dificultad, con
cartelería informativa sobre la importancia del agua para la vida en la región.
-Trekking Cerro El
Leoncito, de dificultad media, duración aproximada cuatro horas. Es una
interesante caminata internándose en el medio de los cerros para desconectarse
de todo y contemplar solo la majestuosidad de la naturaleza. Al llegar a la
cima tenes una imponente postal de la cordillera de los andes que se asoma a lo
lejos.
Si bien San Juan es
una provincia dedicada a la minería por sobre el turismo en su territorio
conserva lugares no tan reconocidos pero de una extremada belleza y opciones
muy interesantes para vivir nuevas experiencias.
Circuito Valle de Calingasta.
Además del PN El
Leoncito, en el Valle de Calingasta se encuentra la localidad de Barreal, en
donde se despliega uno de los territorios más extraños de la tierra: La Pampa
del Leoncito. Una peculiar planicie de catorce kilómetros de largo por cinco de
ancho donde hace millones de años se secó un enorme lago. Hoy, una superficie
de color blanco radiante da la sensación de estar caminando por un paisaje
lunar. Para los entendidos del tema, además de ser un hermoso paisaje Barreal
es quizás la mejor pista de carrovelismo del mundo, puesto que los vientos
pueden alcanzar alrededor de 80km/h. Este es un deporte fascinante que obtiene
la velocidad del viento a través de un parapente de mano cuya manipulación
permite tirar un carro. Basta con mirar una foto para entenderlo.
Además del Cerro
Alcázar, los Cerros Pintados, Los Morrillos y otros lugares muy interesantes
para explorar, en este valle, también se levanta como icono el Paseo de los
Enamorados, si bien a primera vista parece ser una calle de pueblo cualquiera
rodeada de hermosas arboledas y un cupido tallado en piedra, aquí todos los 14
de Febrero cobra vida la “Fiesta de los Enamorados” en donde no solo se hace
honor al popular San Valentín sino que toman vida las antiguas leyendas locales
como la del cacique Huazihul,
protagonista de un amor prohibido con la española Pilar de Ulloa, que terminó
cuando ambos se arrojaron desde las alturas cordilleranas para escapar de la
persecución de los soldados españoles. Esta calle como todo el Valle de Barreal
entero esconde un amplio abanico de sensaciones, colores y experiencias que
ansían ser descubiertas.
Para los amantes de
la aventura y los deportes náuticos, en el departamento de Iglesia, cercano a
la localidad de Rodeo, se encuentra el Embalse Cuesta del Viento. Este dique es la obra hidroeléctrica más
importante de la región que como brotado en medio de las montañas, exhibe su
cristalino espejo de agua turquesa enmarcado por un deslumbrante panorama
cordillerano. Sus cualidades naturales de fuertes vientos y escasas lluvias
permiten catalogarlo como uno de los mejores sitios que existen en el mundo
para la práctica del windsurf. Siendo este lugar sede de campeonatos
internacionales que convocan a turistas de distintos países. También la zona
colindante ofrece la práctica de bicicleta de montaña. Además de ofrecer el
escenario ideal para la aventura, el dique brinda distintas opciones para el
descanso en los paradores y clubes de sus playas.
En la localidad de
Pismanta pueden visitarse las termas naturales cuyas propiedades curativas son
altamente recomendadas para quienes sufren reumatismo, alergias, artrosis y diferentes
afecciones relacionadas con el sistema termo-regulador. Las aguas se encuentran
a 2010 metros sobre el nivel del mar y su temperatura oscila entre los 38º y
los 45º C. También puede visitarse la
Capilla de Achango, declarada Monumento Histórico Nacional, fue construida por
los jesuitas en el siglo XVIII; en su interior aún conserva una antigua imagen
de la Virgen María, que fue traída desde Cuzco, vía Chile. Esta figura posee
cabello natural, una corona de plata y el cuerpo cubierto por una túnica.
En Iglesia se
encuentra Agua Negra, zona donde se halla el paso internacional que conecta a
San Juan con la República de Chile. Para llegar al límite entre los países, es
necesario tomar la Ruta Nacional Nº 150. Esta vía conduce desde las localidades
iglesianas de Rodeo, Jáchal y Las Flores a las chilenas de La Serena y
Coquimbo. Las Flores es el último poblado que se encuentra antes de emprender
viaje hacia el país trasandino. Agua Negra es una zona de espectacular belleza.
El paisaje deslumbra con la fauna cordillerana, los altos picos y los
llamativos penitentes, extrañas formaciones de hielo que se producen en muy
pocos lugares del mundo.
Por último, y como
dato no menor, para una amante de los parques nacionales como yo, en esta
región se encuentra el PN San Guillermo, lugar de mayor concentración de
camélidos de la República Argentina. El ingreso a este parque solo se realiza
con guía autorizado en vehículos 4x4 y lamentablemente en su momento era
demasiado costoso para nuestro presupuesto así que es uno de los parques que
aún tenemos pendientes... así que seguramente algún día volveremos a San Juan.
Circuito Sol
En el corazón del
Valle de Tulúm se levanta ciudad de San Juan, capital de la provincia, que se
brinda al turista ofreciendo los productos de su tierra y la calidez de su
gente. En las afueras, la mirada se solaza entre montañas, viñedos y cultivos.
En los alrededores de esta ciudad podemos recorrer el circuito que traspasa el
Jardín de los Poetas, bordea el autódromo El Zonda “Eduardo Copello”, centro
deportivo donde se realizan importantes competencias automovilísticas,
reconocido como uno de los circuitos más difíciles y pintorescos de Argentina.
Y tras una visita a la Gran Cava, una champañera montada al interior de una
cueva natural de roca viva podemos llegar al Embalse Dique de Ullum.
Además partiendo de
esta zona se puede realizar la Ruta del Vino, donde se puede observar y conocer
el funcionamiento de la actividad vitivinícola de la región visitando diversas
bodegas y degustando exquisitos vinos.
Circuito Valle Lunar
Sin lugar a dudas
la vedette de este circuito es el Parque Provincial Ichigualasto, o popularmente
reconocido Valle de La Luna del cual ya hablamos en publicaciones anteriores.
Resumiendo, San
Juan es una de esas provincias que brindan una infinidad de sensaciones y
experiencias distintas, tan ricas y sutiles, que explorarla se vuelve una
aventura inexorable que vale la pena ser vivida.